Hoy una bella flor
amaneció abierta
mostrando su belleza
con los rayos del sol.
Tardó en su floración
varias primaveras.
Siempre la regó risueña
una anciana con amor.
Y hoy que floreció,
es el sepelio de su dueña…
Abrió como ofrenda floral
aquella triste mañana,
para acompañar a la anciana
el día de su funeral.
Y allí sobre la lápida sepulcral
depositaron la flor
como una ofrenda de amor
de aquel misterio natural.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela