QUIEN ENVIDIA, ADMIRA
Cuando alguien sostiene que yo, ego demasiado tengo,
quizás esa persona, en su interior, me está envidiando,
por lo que pienso y creo, y con este comentario vengo,
que ese alguien, por tonta envidia, se está enfermando.
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Si pudieran decirme, con franqueza, cuánto me envidian,
yo podría decirles, a ellos, con precisión, de qué carecen;
y que los traicioneros, si como ovejas ahora se maquillan,
siguen siendo cobardes lobos feroces, a quienes se parecen.
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Si comenzaran a envidiar mi \"especial\" inteligencia,
con mucha paciencia se deberían preparar a sufrir,
porque intento cultivar mi sabiduría, a conciencia,
pues prefiero ser sabio antes que genio, para vivir.
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Si alguien me envidia porque la cumbre he logrado,
yo le pregunto si en el trabajo de subir en mi escalada,
alguna vez, el que envidia mi trepada, en algo me ha ayudado,
pues antes de dañar con envidia, que eche al alma una mirada.
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La envidia, que es mala energía, en realidad, a mí me honra,
porque ese defecto es una admiración muy mal disfrazada,
que por cobarde traicionera mala entraña le hace sombra
a la luz que debe reflejar una persona bien intencionada.
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Y si una persona invertirá valioso tiempo en criticarme,
que intente, al menos, sus malas intenciones disimular,
porque muchos inteligentes se percatan que al atacarme,
brota la envidia que, más de uno, es incapaz de dominar.
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De esta manera, el ego y la envidia van de la mano
en el espíritu de quienes se esfuerzan en criticar;
tarde o temprano serán un fatal veneno insano
que quien envidia ¡malamente va a enfermar!
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Eduardo Faucheux
30-07-2015