en mi mano izquierda, las suaves caricias de unas espigas plantadas por las calles ruidosas, en la otra mano un cigarrillo entrazado en los dedos. el humo de un cigarrillo, los semáforos, la gente, las bicicletas y las además congestiones que tiene la ciudad y entre todas las cosas y y personas ruidos y palabras yo seguía relajada y tranquila.