¡Oh, madre querida! Aunque nunca es fácil admitir tu ausencia
Si digo, bendito mí existir para abrazarte en sueños,
Y doy bendiciones al momento de tan especial fecha.
¡Gracias a Dios mío! Por permitirme que estés en mi memoria
Reflejada como la luz celestial que ilumina mis andares
Y tener la dicha de celebrar acompañado de tus recuerdos.
Brindo con champán en tu presencia porque no te siento ausente
y celebro en tu honor sin que esté mi alegría,
Porque tuviste la suerte de vivir casi los cien años.
Camino en los recuerdos marcados de tu vida
y siento a mi lado tus pasos que me guían,
y escucho tu voz alegre que me llama.
Se satisface mi alma con la luz de tu alborada
Y abrazo en el espacio la fe de mi esperanza.
¡Oh, madre! ¿Cómo mentirte si lo sabes todo?
extraño los amaneceres de cada día sin tú presencia,
extraño cada amanecer al no oírte picar en trozos el papelón
Para endulzar el café que nos brindabas cada mañana.
Extraño el sabor de tus comidas, las delicias de tus sopas de picadillos;
Extraño el ir a tu casa y verla tan vacía, triste, en silencio
como las bóvedas frías de tu campo santo,
y cuando la camino siento una desolación fría, y es la soledad mí compañía
siento la tristeza y la miran mis ojos, la gracia eras tú y te hemos perdido.
Extraño el no ver tus ropas, tus útiles, tus cosas, tus objetos,
extraño el no ver tu huerto y sentir oler a cilantro, cebollín, a eneldo,
extraño la ausencia de tus matas de higos y gallinazo en el solar;
extraño tus pollos, tus gallinas, tus gatos y tus cochinos.
Me conmueve la tristeza y frialdad melancólica de tu fogón.
que tú atizabas con tus manos llenas de las líneas del tiempo,
extraño la ausencia de la galería de fotos en las salas,
extraño la ausencia de tus visitas, porque aumenta el silencio sepulcral de la casa,
extraño el no verte caminar con una tacita de café,
para ofrecérsela al hermano, al sobrino, al compadre, al vecino.
Extraño el no oírte llamar al necesitado para darle comida,
extraño la falta de luz por la noche en la cocina,
extraño el no verte dar tus carreritas para atender el llamado del teléfono;
extraño el no ver sacar del bolsillo el chimo y colocarlo en tus dientes.
Extraño el no verte sentada a la ventana con un trapito cubriendo tu cabecita
pendiente de la llegada de los carros de San Cristóbal,
quizás con la esperanza fija en tu mente de que en uno de ellos
descendiera alguien de los que tú esperabas,
Algunas veces tus ojos brillarían de alegría,
en otras las lágrimas secretas de tus ojos, bañarían tus pupilas de tristeza.
Extraño no ver tu frondosa sonrisa de tus labios y las muecas de tu cara,
extraño el no verte bajar a la misa los domingos;
extraño tus hallacas, y tu dulce de higo en diciembre.
Extraño tus matas ornamentales con sus hermosas flores,
extraño el no ver la casa del cerro la primera que conocí en mi razón
y de donde empecé a guardar tus recuerdos, madre en lo más profundo de mí existir.
Extraño la casa de la loma, arenales o altico, así le llamaban,
Extraño las casas del tesoro, el trapiche, los bueyes, las vacas y los caballos.
Extraño todo madre, porque en cada paso, en cada estación están estampados
Tus recuerdos, tus enseñanzas, tus consejos, tus reclamos,
tus bendiciones, tus adioses, tus buenos deseos, tus peticiones.
Gracias infinitas madre por ser tan bondadosa, tan servicial, tan buena.
¡Oh Madre querida! Extraño la falta de tus movimientos,
Hoy al celebrar tú centenario me conmueve el pensar;
Que tu vida estuvo llena de: sufrimientos, sacrificios, pobreza
Pero siempre tu mejor traje fue la humildad
decorados con fe, esperanza, bondad, solidaridad, valores con los cuales
Te ganaste la gloria, hoy y por siempre estas sentada
en pareja con nuestro padre, tu esposo Ramón Antonio Chacón, tus hijos:
Saba, Josefina y Tulio junto a Dios también nuestro padre.
Y aquí en la distancia, hoy unidos en pensamiento por tu cumpleaños
Tus otros hijos: María, Rosario. José, Benedicto, Graciano, Auxiliadora,
Ildemaro, Irene, Saúl, Tulio, Josefina, Cándida, Marcelina,
cada uno en la unión de tus nietos, bisnietos, tataranietos.
Representantes de tus nuevas generaciones y en las cuales vives.
Para cada uno de ellos solicito tu bendición para cada día mamá.
Felicitaciones en este día y que recibas las bendición del señor, ¡Madre querida!