una flor se ahueca y me acusa
de haber perdido yo
los abrazos
que alguna vez fueron oficios de los dioses
y hoy son parcelas divididas
o tiendas de pájaros para la venta o resurrección
quítame, flor, le digo, este raro traje de luto
quiéreme
hasta borrar el mendigo que hay en mí
aún mis días
no se avienen al temor de los sepulcros
y yo que fui el francotirador inasible
soy ahora el eco lejano de lo fui
flor, es mi deseo:
ahora sueña mi nombre dilo
G.C.
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