Silencioso asesino que a mi casa entras,
en forma de jabón o de perfume,
y así en mi cuerpo poco a poco te concentras,
para hacer que más rápido me esfume.
Tienes el permiso de la ciencia,
con el nombre de químico industrial,
pero traes contigo tanto mal,
que me matas lentamente y sin conciencia.
No puedo evitarte por completo
pues has invadido el medio habiente,
matando intoxicada a tanta gente,
y para describirte necesito otro alfabeto.
A diario matas millones de personas
ondeando la bandera de ayudante,
alteras las células y las hormonas,
y todavía te toman de calmante.
en la cocina te llamas detergente,
en las paredes te llamas el asbesto,
pero eres asesino que estas presto,
para alterar, célula, hormona y mente.
Siglos atrás cuando la industria estaba muerta,
pudimos vivir sin tu existencia,
todo alimento procedía de nuestra huerta,
y la salud de nuestros hijos, era su herencia.
Autor: Bernardo Arzate