Entuerto cuasi atmosférico subrayo
la miríada de nubes del pesar,
en los recovecos del cuarto oscuro
dirimo un escapar, un empañar, un terminar.
La oscuridad quita el color y embelese el entroncar,
aparece la profunda sazón del maquiavelo
y laberíntico sistema de engranajes
que ya es el confiar..
Por sobre esta diadema
trunca y forajida,
empeñada en durar,
arrebatada en una insulsa maraña
de sosteneres que uno tras otro
no dicen nada.
Se funden en un ansia
enferma por el perdure,
mientras sofoca
y llena de atisbos kaleidoscopeos
acerca de un amor ya inexistente.
Enjambre de prepotentes caprichos
ya no infligen un soportar,
y el eco atravesado de palabras
esmeradas en pergueñar
un no me importa,
sucumben en dirigir una verdad.
Que a otra cosa mariposa,
que la fresca e intransigente
divinidad de lo pleno y enjaulado
de un mirar,
ya no se posa y no azora,
no desvive un respirar
atormentado por conocerte
y mantenerte siempre atenta
a payasadas.
No adormece un preocupar
ante la ensimismada e infinita
piel circundante y sin razón
de ese ángel tercero en fuga,
el cual deslumbra pestañeos
y tira de hilos a una sonrisa
llena de enamoramiento.
Ensalso esta verdad
y ya elijo no dormir y no luchar,
tranquilizo ante la gota plena de luz
en la que con estas palabras
te digo te afirmo y te sostengo,
que ya no te quiero mas a mi lado,
así de intoxicante y obstrusiva
con respecto a todo el amor
que tengo para dar.