Sigo siendo fiel al que nunca su amor me ofreció,
Al que jamás mi amor tampoco acepto.
Lo extraño, en la lejanía de aquello que jamás se realizó,
Y lo amo, en el silencio en que jamás mi voz lo grito.
Vivo presa en la cárcel del sueño que jamás pudo ser,
En el desierto de ilusiones que nunca en el provoque.
Pero sigo amándolo, y aunque nunca lo tendré,
En su vida seré lo que siempre pude ser (nada).