Siento mi piel como el viento,
que abraza tus versos
y empuja tu velero a mar abierto,
buscando anclar en mi puerto.
Siento mi piel navegando
en la libertad de tus sueños
sin miedo a tempestades vecinas
mirando mi salobre horizonte
pincelado por tus brisas marinas.
Siento tu piel cuando sube
hasta el mástil de mis ojos
sujeta por las cuerdas
de mis brazos y esa estrella,
alcanzando luz eterna
en tu cielo poblado de poemas.