Al felino de la casa
Entras y me recibes
como quien recibe el mundo
entre los pelos sagrados del abismo
y tus patas echas corazón.
Debes de ser la condena sana
el precio completo del agradecimiento
tu nunca mala gana.
Eres en mi el tigre
el león que ruge en la noche
la tierra amapola que renace
gritos de capricho en la morada.
Y si te veo correr
entonces rio
tu vuelas por la casa y desafías el tiempo
en mi, tu, joven felino
todo lo has podido.