La casa no tenía luz,
allí mismo en la entrada
una sala oscura sin piso,
ni de madera ni de cemento
un piso marrón bien pisado y liso,
pero hecho de tierra.
Después de entrar a la puerta
en el fondo como a la derecha
las brasas calentaban el hogar.
Esa luz alumbraba en el fondo,
una especie de lar
que tenía paredes encima hecha de piedra
la que levantaba la chimenea
que por dentro era negra por el humo del carbón
y abajo funcionaba como la cocina
que tenía una olla de hierro calentándose la sopa. La sopa nunca faltaba en esa casa,
con buen sabor,
que hoy en día no sé si por el hambre que sentía
o era porque era la mejor sopa
que he comido en mi vida.
Las paredes eran gruesas y de piedra
y todos se acercaban al lar encendido
que había allí,
una especie de \"larera\",
como un lar que servía de cocina hecha de piedra negra y oscura
tal vez por el humo de las brasas
que de allí emanaban.
A la izquierda una mesa hecha de madera gruesa que encima tenía un candelero a kerosene,
Cuando estaba encendido
me gustaba ver esa luz amarilla como rojiza
la cual me hipnotizaba
y que echaba humo
por la abertura de un vidrio frisado
en la parte de arriba,
lo que ponía mis ojos brillantes como dos metras, los cuales se fijaban en esa luz
que sin importar el daño que hacia
era como cuando la mariposa sube hacia el sol
sin importar que se le quemen las alas.
Sentados en esos taburetes de madera también, solo los que estaban comiendo,
porque después venia lo que todos esperaban,
no era novelas por radio ni había televisión,
eran las barajas,
se juntaban todos alrededor de aquella mesa
y se jugaba la “bisca” de nueve,
era un juego que daba muchas emociones,
a mí no me permitían ni participar,
ya sabía que me iban mandar a dormir.
Después de comer
tenía que subir aquella escalera de madera movible, la cual se bajaba
y que cuando se subía
servía de piso del cuarto de arriba
el cual se trancaba subiendo la escalera
y ya no permitía que más nadie pudiera subir.
Era muy acogedor ir a dormir,
sentía la paja del colchón
hecho de un saco de la harina de trigo,
que después de relleno
se ponía una sábana
y allí me acobijaban con un buen cobertor grueso.