(ovillejo andaluz)
Camina el muchacho de lóbrego talle,
por la calle.
El hambre castiga su cuerpo delgado,
desastrado.
Su faz es denuncia: famélico niño,
sin cariño.
El huérfano chico no sabe de aliño
ni ampara su sueño ninguna casucha;
la vida le impone su trágica lucha,
por la calle, desastrado, sin cariño.