He ido cambiando de piel.
Mirando sin los ojos.
Durmiendo en el insomnio.
Callando todos mis silencios, recordando todos mis olvidos, flotando entre sustancias del vacio,
añorando lo que no he vivido.
Todo por algo que descubrí en el bello canto de una caracola de mar.
Que me convierte la sangre en miel, que embriaga mi mente, me abraza el alma y llena de calma,
lo que fui, soy o seré.