Perdón, perdón
señor algodón,
por pasar ligero
y sin quererlo
dejé un manchón
en la blancura
de su camisón.
No se preocupe
señor ventarrón
que al llegar lluvia
habrá chaparrón
y mi blanca ropa
tendrá su color
blanca y brillante
como el almidón.
¡Qué bueno!
tiene usted razón
adiós amigo
adiós algodón
mil gracias le doy
por su amistad
y consideración.
Adiós amigo,
adiós ventarrón
vaya tranquilo
por caminos de Dios.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela