Vivencias que dan vida...(Anécdota familiar)
Eso son mis dos amores. Vida.
Risas que retumban en la casa, carcajadas inocentes con los juegos; el llamado de Juanito: “Abuela vení jugar conmigo”, el llanto de Pedro pidiendo su teta.
¡Qué maravilla es verlos, disfrutarlos, acompañarlos en su crecimiento, físico y mental!
_ Juan, tené cuidado con tu hermanito. Él es muy chiquito, vos sos ya más grande, si lo apretás mucho le podés hacer daño sin darte cuenta mi amor…Hoy recién cumple un mes (Contamos los días en el almanaque)
_ ¿Es de vidio abuela y se rompe?
_ ¡Más o menos es así Juanito!
_ ¡Yo soy “rande” abuela! Ahora puedo tocar los enchufes, porque mi papá me dijo que cuando fuera “rande” podía tocarlos…
_ ¡No mi amor! Para eso falta mucho, por lo menos tenés que ser alto como la abuela, vení, ponete a mi lado, ¿Somos altos iguales?
Lo hace y dice
_ No, pero…
Y se me queda mirando con sus ojazos y sin palabras…
Hasta que me hace una morisqueta con su carita y estalla en carcajadas, a la que me uno y lo abrazo, caemos en la alfombra, le hago cosquillas, me sube a caballo, nos reimos hasta que no puedo más y me levanto. ¡Lo que hacemos por ellos!...
Despertamos a Pedro, llora, viene su mamá y lo prende a la teta, y sigue la algarabía de este regalo que me ha dado la vida.
Ana María Di Bert
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18/1/2013
Lo escribí después de estar un mes en casa de mi nuera cuando tuvo a Pedro, mi segundo nieto, para ayudar.
Juan tenia 3 añitos, una anécdota de tantas que tengo con él, por lo pícaro que es.