Un hombre entro en un restaurant, con un loro encima.
La mesera le pregunto que querían!
El hombre pidió: Una hamburguesa, papa frita y una coca cola.
Se volteo para el loro: Y usted que va querer?
“yo quiero lo mismo”, respondió el loro.
Después de un rato, la muchacha trajo el pedido y después la cuenta, con el valor de Bs.F.32.50
El hombre metió la mano en el bolsillo, y saco el valor exacto, ni más ni menos, para pagar la cuenta.
El día siguiente el hombre volvió con el loro y le dijo:
Una hamburguesa, papa frita y una coca cola.
Se volteo para el loro: Y usted que va querer?
“yo quiero lo mismo”, respondió el loro.
Después de un rato, la muchacha trajo el pedido
Cuando vino a traer la cuenta, el hombre metió la mano en el bolsillo, y saco el valor exacto, ni más ni menos, para pagar la cuenta.
Esto se volvió una rutina, hasta que un día la muchacha pregunto:
“Van a querer lo mismo de siempre?”
“No, hoy es viernes, quiero un bistec a la francesa con ensalada y papas fritas.” Dijo el hombre.
“ Yo quiero lo mismo”, dijo el loro.
Después de traer el pedido, la empleada trajo la cuenta y le dijo:
Hoy es Bs.F.36.55
El hombre metió la mano en el bolsillo, y saco el valor exacto, ni más ni menos, para pagar la cuenta y lo puso sobre la mesa.
La empleada no pudo controlar su curiosidad y le pregunto:
“Disculpe, pero como es que usted hace, para tener siempre el monto exacto para pagar la cuenta?”
Y el hombre respondió:
“Bueno… Hace algunos años atrás, yo encontré una lámpara, vieja, que cuando la fregaba, para limpiar, me apareció un genio que me ofreció dos deseos.
El primer deseo, yo le pedí, que tuviera siempre en mi bolsillo, los reales necesarios para pagar lo que quisiera.”
“Que idea brillante!” –dijo la muchacha. “ La mayoría de las personas desearían tener un valor grande en sus manos, o algo así, pero usted puede tener lo necesite y pagar lo que quiera, y mientras viva, sin necesitar de guardar el dinero!”
“ Es verdad, tanto me hace pagar un litro de leche como un mercedes, tengo siempre el valor necesario en el bolsillo”- respondió el hombre.
Aún tenía una duda más, y la muchacha volvió a preguntar:
“Pero explíqueme, porque un loro?”
El hombre hizo una pausa, suspiro y respondió:
“Ese era mi segundo deseo, deseaba tener una buena compañía, que concordase conmigo en todo…”