Son temibles, feroces enemigos:
no hay verdad en sus labios.
Me acechan por doquier
y buscan mi cabeza sin sosiego
Mas en Dios mi confianza he puesto, fiado
de su amor, de su providencia augusta.
¡A su lado no temo!
Junto a él mi confianza está segura.
Podrá extinguirse el sol, la luna y el cielo…
podrá marcharse el mundo…
¡Mas si estoy a mi Dios unido y junto
nada me hará temer!
No importa que el impío me persiga:
el amor de mi Dios podrá vencer.
Porque todo es posible para él
su diestra me protege y me acobija