1.- Cavó, cavó y cavó hasta que finalmente encontró su estrella. Aún brillaba.
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2.- Cavó, cavó y cavó para darse cuenta al final que el mundo subterráneo era distinto al suyo. Al menos había agua.
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3.-Cavó, cavó y cavó hasta que descubrió que ese era el mejor sitio para descansar. Y se quedó dormido para siempre.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela