Universo de colores que emerge
en la espalda y de mis sueños adherido,
amor que te marchas lentamente
de mi tiempo de ocaso en el beso del olvido.
Oblicuo mi sentimiento en los arreboles
de la tarde nublada de recuerdos rojizos.
No te marches horizonte de incipiente noche,
quédate a beber de esta soledad de amores ya desvanecidos.
Mírame, mírame como yo te miro, mírame hoy y como siempre
caminando una vez más por tu camino.
No soy suerte ni coincidencia de tus alrededores,
ni siquiera soy pieza elemental de tu destino.
¿Quién eres que me llegas como la llama llega al alma?
¿Quién eres que aún me abrazas en el abrazo perdido?
Eres cielo y tierra y una línea de fuego que nos separa
en infinitos silencios solo por un canto lejano invadido,
es tu mano suave y atenta que en imágenes me acarician,
es un instante, un destello de luz por sobre mi hombro,
son tus ojos que me miran entre las sombras ya erigidas
y se que la vida sigue y se que mañana el paisaje será de otro.