https://youtu.be/y52hxqjT4RE
Te miro con ternura… por tu incapacidad
te miro con amor de hermana, es lo que queda
te miro con tristeza por no ser, por tu cobardia
te miro por esas lágrimas derramadas por no creer
te miro tratando de imaginar esa ausencia de amor
te miro como te balanceas en la vida sin poder
lograr ese sutil equilibrio que nos hace grandes, y
como señor que todo lo sabes y puedes, te engañas
a ti mismo bailando tu propia melodía con pasos inciertos
sobre pétalos muertos de flores ya viejas y ajadas… de
letras foribundas, garabateadas que no encuentran
sentido ni compañía a tus vacios… tu alma se llevo tus
letras y no puedes por eso, unirlas, tenerlas apretarlas
junto a tu pecho para transformarlas en palomas blancas….
Te miro, y la melancolía te la dejo a tus pies… saboréala
Te miro, y la misericordia la pongo en tus manos… contémplala
Te miro, y la tristeza te la dejo como un tributo a tu indiferencia
Te miro, y no puedo retener en mi memoria un gesto de pertenencia
Te miro, y solo veo que tus palabras que siempre me llevaron
a salones vacios, inhabitables, a sitios donde reinaban
los espejismos en vez de paisajes, donde desde los balcones solo
se veía de norte a sur de este a oeste… la nada misma…
Y para que no te sientas tan solo junto a tu mar, te dejaré …
una rosa para que sepas…. Que amor te visitó …
y… no lo supiste ver….
¿No se trataba más bien de la histeria de un hombre que en lo más profundo de su alma ha tomado conciencia de su incapacidad de amar y que por eso mismo empieza a fingir amor ante sí mismo?
De “La Insoportable Levedad del Ser “ de Milán Kundera,