Podría quererte / por tu cabello ensortijado, / incluso por la delicada línea de tus cejas. / Tal vez podría quererte.
Podría quererte / por tus ojos, / amplios balcones con vistas / a un horizonte que se me hace más cercano; / no siendo ya aquel versículo atrapado / entre una inconsistente tierra / y un cielo despiadado. Tal vez podría quererte.
Podría quererte / porque eres furtiva brisa / que, en las tardes de verano, / cuando reina la pereza, / se hace alegre compañera. / Tal vez podría quererte.
Podría quererte / muriéndome de ti ausente, / incluso ahora que las penas se marchitan / ajadas por su propio desconsuelo. Tal vez podría quererte.
Podría quererte / simplemente por tu nombre, / a ciegas, sin pensarlo, / ajeno a otra razón; / y no olvidarme jamás / de que te quiero. / Tal vez podría quererte.
Podría quererte / porque ahora ocupas esa parte, / antes deshabitada, de mi cielo; /
incluso porque vistes / sin prisa los amaneceres. / Tal vez podría quererte.
Podría quererte / porque eres como el silencio que queda / cuando el viento se aleja. / Podría quererte cuantas veces / un eco repitiera que te quiero. / Tal vez podría quererte.
Podría quererte / con mis palabras viejas / y con mis palabras nuevas, / y con mis manos tristes / que velan en las noches de invierno. / Tal vez podría quererte.
Podría quererte / con todas mis luces / y con todas mis sombras. / Cuando declina el día / y se anuncia la noche. / Cuando eres tango o quizás bolero. / Tal vez podría quererte.
Podría quererte / con la urgencia de mis pensamientos, / con la calma de mirarte en silencio, / mientras se hacen de agua los cuerpos / y nacen estrellas en el firmamento. / Tal vez podría quererte.
Podría quererte / por lo que te callas / y yo no te digo, / por andar los caminos a ciegas / sin buscar atajos / que a nada nos llevan. / Por la sangre que, como llama /
al calor de su fuego, / se aviva en mi pecho. / Tal vez podría quererte.
Podría quererte / como el aire que tu cabello revuelve, / por el húmedo rocío / que adivino en tus besos, / por cada latido / que salta en tu pecho. / Tal vez podría quererte.
Podría quererte / porque se alargan las horas / y los caminos se ensanchan / donde derrota el viento; / porque a tu voz / descienden del purpúreo cielo / ángeles de encendidas alas / que guardan tus sueños. / Tal vez podría quererte.
Podría quererte / la piel se enfebrece / cuando ya anda la noche rondando / en la alcoba con sus cabos sueltos, / y en los lienzos bañados de luna / se dibuja tu aniñada cara. / Tal vez podría quererte.
Podría quererte / por que son viernes los lunes / cuando en la dársena bajan las aguas. / Porque la lluvia en tus ojos / amanece templada. / Porque soy como un viejo marino / que añora al mar y a su barca. / Tal vez podría quererte.
Podría quererte, / sin dudar ni un instante / que te quiero.
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