Atrévete a soñar. Y tu sueño se volverá real.
Atrévete a creer, y convencerás a los demás.
No renuncies, si aún no lo intentas. ¡Sigue!
¡No hay fracaso en el intento!
¡Hay derrota en la cobardía de temerlo!
Despégate de las miserias.
Los huesos de los miserables se volverán polvo.
Y el polvo se volverá nada. ¿Que cuidaste?
Si contabas con la certeza de la muerte,
¿porque no alzaste el ego para legar al menos tu memoria?
Solo el idealista aspira al bronce.
Y desde allí seguirá hablando a las generaciones porvenir.
Trasciénde tus sentidos.
Deja que tu voz interior te hable, y escúchala.
No es otra cosa que Dios diciéndote al oído
que eres una maravilla única e irrepetible.
No desperdicies la oportunidad.
Escapa a la lógica de la supervivencia. ¡Ve por la gloria!
Nadie más que tú conoce lo que vales.
Propónte ser útil. Del modo que desees.
De la manera en que puedas.
¡No hay nadie tan pobre que no tenga algo para dar!
Cuando lo intentes, y fracases
se alzará la voz de los mediocres condenando tu osadía.
Despreocúpate. Tu vas delante de ellos. Jamás se atreverán a nada.
En cambio tu, esperarás la hora postrera con el espíritu sosegado.
Con la paz de la conciencia, que te dirá:
¡lo has hecho, tan solo eso importa!