Khudaniel

Luna

Pálido brillo de muda pulcritud

atraviesa la espesa cortina de la noche

silbando con destellos llenos de quietud

riega ansiosa, desprendida de reproches

al verso crudo y denso de tenue actitud

a los compases vivos, cadenciosos y torpes

que surcan calles recorridas mil veces en solitud

al encuentro brusco de la aurora y de su roce

del frio abrazo madrugado que no halla en multitud

una mano tibia que entre ungüentos le destroce

ni la amada pena que acaricie su falsa rectitud

ni el soneto dulce que con morbo le atesore.

D. Erazo