Oscuridad,
silencio,
soledad…
Y al principio y al final del día,
tu presencia confortable y comprensiva.
Amanece un nuevo día somnoliento
y las calles solitarias me devoran,
voy con rumbo hacia la luz de tu ternura
a encontrarme tu mirada… mi alimento.
Te descubro cotidiana y diferente,
y te siento tan cercana y tan ausente,
al querer que mi palabra confidente
haga al fin que mis razones sean simiente.
Y tú tan breve, tan pequeña, tan sutil,
y las palomas de tus manos mensajeras,
también sutiles, también pequeñas, compañeras,
también tan breves y tan blancas…de marfil.
¡Tan cercanas y tan distantes!
¡Tan pequeñas y tan gigantes!
Y yo con un tesoro entre las manos,
y sentándome a tu lado compañera
y haciéndome su víctima la espera
para ser guardián de aquel tesoro
que en tu pecho con tibieza en ti ya adoro.
Y al final del día…
oscuridad,
silencio,
soledad…
y sin tu risa, sin amor, sin alegría.
Pero mañana, cuando llegue un nuevo día,
más silencios, más sonrojos, más sonrisas,
más de todo, más de ti y más de nada,
y la espera continúa con impaciencia,
mientras surgen entretanto, coincidencias.
¡Felices coincidencias que me acercan a tu vida!
Porque tu nombre no me es desconocido,
porque noviembre se marchó con nuestros padres,
porque el amor alguna vez nos dio desaires,
y por tu música que a mis versos da destino
o porque en ti yo redescubro lo perdido.
Y al final de todos los días…
oscuridad,
silencio,
soledad…
y acaso la alegría de un amor correspondido
o tu sino que converge con el mío:
las palomas de tus manos que con frío,
se refugian y se arrullan en mi nido…
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Código de registro: 1605027404948 Fecha de registro: 02-may-2016 12:32 UTC