RIVAS JOSE

No te culpo

No deseo  culparte de aquel  encuentro radiante

ante aquel dia tan hermoso y lleno sol,

solamente tienes derecho a ser feliz entre mi cariño

inmenso como los valles de tus ilusiones.

 

No te culpo por tu inmensidad  sutil de corazón blando

como la romántica luna cuando entra en tu cuarto y mengua,

hacia  pasiones palpitantes entre perfumes exquisitos

para  una mujer enamorada sobre el alba de la vida y mi amor.

 

No hay pasos en falsos cuando te escucho cantar

esos versos poéticos llenos del talento de tu alma,

para solo alegrar mi vida que flaquea ante un cuerpo femenino

muy dócil de escultura divina hecho por mi Dios.

 

No deseo perderte ni un minuto ante el implacable

reloj de la vida y el tiempo sumergido en el amor,

    para solo tenerte sin obviar tu afecto tierno

parecido a las tiernas flores reales presentes en tu corazón.

 

Corazones mágicos entre los crepúsculos de las pasiones

salientes de la vida con el firmamento azul,

tan lejano como el esquivo canto de nuestro suspiro tiernos

que sobre cogen esas reacciones precisa en las emociones dóciles.

 

Dóciles son los suspiros hechos con los azucares entre el amor

que salpica y envuelve el contorno del eden,

tan preciso y bello como las hojas verdes que nos cubren

en medio del frio y la verdad en el amor.

 

 

 

RIVAS JOSE