Pensé en este día,
al escuchar tu primer llanto.
¡Cuando nació al fin!
la niña que esperamos tanto.
Pensé…¡falta mucho!,
mientras crecías.
Cambié pañales y
entibié tu leche fría.
Levanté tus juguetes
incontables veces,
Y me dolieron cada uno
de tus golpes y caídas.
Caminaste como ebria
¡un bendito día!
Y tras tus propios pasos
se forjó tu vida.
¡Falta mucho! Pensé, para aquel día.
Consolé tu llanto.
Me incliné en tu mundo
Y te elevé con cada “upa” que pedías.
Tantas veces “ajó”
como un tonto repetía,
Seguro de que un “papá”
de tus labios brotaría.
Vinieron juegos y ronda
de café en taza vacía,
Mate sin yerba y
una pava de plástico fría.
Pensé que el tiempo
indulgente te atraparía,
Entre muñecas felices
y tus gracias repetidas.
Pensé en este día,
cuando a jardín te llevé.
Tu mano chiquita
en la mía ¡apretándome!
Hubo progresos enormes,
anécdotas divertidas
y dibujos de familia
con siete figuras reunidas.
Tu primera carta,
¡con enormes letras!
Apenas cuatro palabras
y un corazón poeta.
Pensé…¡será mujer algún día!
La veré cepillar su pelo
y caminar erguida.
Posará para sí, y se verá femenina.
Se pintará las uñas,
y descubriré en sus labios
Que el momento se aproxima…
Ese día lejano, ese día deseado,
ese día temido, ese día anhelado,
¡ese día ha llegado!
Quince veranos
en tu vida han florecido,
Y en una hermosa mujer
te has convertido.
¡Que Dios te bendiga,
querida Rocío!
Papá, 4-2-2013