LA MÍA CARACOLA
No quiero transformarte en mis lunas hechiceras
como la brisa del monte cuando te acaricia y te besa,
en el valle de tus ojos y en las dunas de tus cejas,
en las torres de tu pecho palomares que se queman,
y arbolando los trinquetes ya se hincha la vela,
y asomando la lluvia densa yo le bebo la marea,
y el pedregal todo el y también su divina peña
y en las noches taciturnas y una barca en tierra.
Viene descalza y desnuda sin amor y con pena,
yo la abrazo en el agua y la beso en mi barca y salto
en tierra,
y en las hierbas de la playa y en las sombras
muertas,
nace una bella primavera y muere en los brazos
de su amado una de las más divinas leyendas.