Luna, luna, luna… hoy regresas, hoy te espero,
quiero platicar contigo madre a hijo, muerte a sueño.
Curiosamente en la oscuridad es cuando más veo,
cuando alumbras y me dices sonriendo,
hijo este camino te lleva al infierno,
ten cuidado de él, ten cuidado del sueño,
que no todo en la vida brilla de bueno.
Tu pureza nunca se pierde,
tu inocencia se conserva adentro,
tu amor sufre ardiente,
tu luz te hace intenso.
Y yo te enseño a amar,
soy tu candil en el cielo,
acudo a tus sueños para advertirte,
ingreso a tu alcoba y te observo,
has crecido bajo mi pecho.
Has bebido de mis rayos de luz,
te fortalezco en las noches,
te protejo,
porque eres mi vaso,
eres yo misma,
mi aliento…
te di ojos de luna,
de expresión y ensueños.
Y hoy te pareces tanto a mí,
solitario, lejano, solo observado
y poco te importa,
como yo sigues tu curso,
sin importar que hoy seas la más fuerte luz
y mañana el ser más oscuro.