Con tres copas de vino, tu cuerpo cambia.
Se vuelve (digamos) más grato y sensual.
Mi lengua (estremecedora de cuerpos)
vuelca sobre tu feminidad húmeda, imagina a un
erótico y alcohólico; adicto a tu sabor
(digamos) grato y sensual.
Para mí,
no existe nada igual;
vaya la sorpresa que tu desnudez guarda
con tres copas de vino encima:
el mayor de mis placeres.
ANDRÉS SARELLANO MTZ
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