La paloma coronita,
la que volaba entusiasta
haciendo giros en torno
al palomar que es su casa,
salio de ruta en picada
para agradar su palomo
que contemplaba extasiado
la danza que ella bailaba.
Tan fina aquella paloma
que lo tenia hipnotizado,
el palomo enamorado
acercándose a su dama,
pierde el sentido y golpea
una rama atravesada
cae al suelo sin sentido,
todo al frente de su amada,
pero entonces la paloma
asustada por lo visto,
vuela rasante hasta el piso
y besando a su palomo
en el pico contra pico
y abrazados con sus alas
ambos levantan el vuelo
y van tras su palomino.
Ramón Oviedo
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