De los que llegan a la hora de la cena
sin haber desayunado.
De los que pasan el invierno
con la misma ropa de verano.
De los que no distinguen entre un buen café o uno malo
porque no han desarrollado el fino arte de un sensible paladar.
De los que no tienen vacaciones
porque no tienen trabajo.
De los que no van al siquiatra
porque tienen a la botella
que según ellos
siempre los escucha muy bien
y les sale más barato.
De los que su vida gira en torno a las bolsas
pero no las del tipo wall street
sino de las que tu tiras como basura
pero que para ellos
pueden terminar siendo
ese pan
de cada día.