Mi niño lindo, pedacito de humanidad que llegaste a mi, como dulzura de la ternura en tu infinita inocencia que me llena de la más grande dicha y felicidad.
Angelito que ha llegado del cielo para dar armonía en la dicha de haber nacido bajo mi nombre y sangre; llanto del gran amor que tu madre ha gozado en el dolor de aluzarte.
Pequeño niño, amor chiquito, hoy he de ser un padre bondadoso y recto en mis ejemplos, que Dios, ha de ser nuestra guía más grande que ilumine tu sendero.
Quédate aquí, siempre en mis brazos; para arrullarte con mi canto y mis verso que son las palabras que susurra mi corazón por tu ternura, mi niño lindo.
Has de saber que amándote estamos tu madre y yo, que siempre conversamos de lo que tu futuro ha de ser en tu propia grandeza, mi niño lindo.
Porque siempre serás el motivo más grande para vivir y endulzar todo lo que concierne a esta vida, que contigo, cada día es más bella e inmensa de alegría.
Inmenso es el amor que tu madre siente, inmenso, más inmenso que cualquier otro sentimiento que en algún momento me dijera en su confieso.
Así, que mi niño, cierra tus ojitos que es momento de soñar, que es momento de dormir, que mañana otro verso escribiré por ti mi niño lindo.
Marc Téllez González.