Y sin embargo creí,
en un rotundo ¡NO!,
en un ¡NO PUEDO!,
en un ¡NO CREO!.
Y sin embargo
me dieron látigos
para ahogarme en el silencio
y no creer en mi edad,
para no ser nunca ¡YO!
Tal vez hubo alguien
escondido entre las sombras,
clavando espinas en el alma,
aguijones de lo prohibido,
de lo terrible y brutal.
Y por eso he callado
el silencio del cobarde.
Y corrí por las calles
tras una sombra furtiva
con mis ideales silentes
y los ¡NO¡ abusivos.
He corrido por los campos
entre alturas y ríos,
ocultándome de día
en bóvedas oscuras.
Y en el silencio de mis noches
reprimí mil tentaciones
con las armas apuntando
mil jornadas y mil vientos.
Y sin embargo dije ¡NO!
a la traición y la mentira
Y ese ¡NO! fue crucial
para cerrar mis ilusiones
y abrir mi boca con un ¡socorro!
Pero nadie me escuchaba
sólo yo y mi locura
CARLOS A. BADARACCO
7/8/15
(DERECHOS RESERVADOS)