En esta noche mis huesos se encogen,
se amilanan y se rompen
tantas veces como el borde de los hielos
cuando en días como estos no te veo.
No parecen cambiar las horas de la tarde
y es la noche oscura con su frío resplandor
donde habitan mis recuerdos,
mis anhelos y tu nombre.
A veces en mis sueños es que yo te veo
y me gusta cuando escalo por tu pelo
y deslizo lentamente yo mis dedos
y luego quieto como las raíces de un firme roble
permanecen el mar y el cielo, la tierra y el fuego
y por siempre en mi tu nombre.