Me encontrarás si quieres
en la faz de la tierra
en la hoja caída
o también en un charco;
rodeando las montañas
o acariciando barcos.
En la falda entreabierta
de cualquier prostituta.
o en medio de los senos
de cualquier señorita.
Me encontrarás si quieres,
en esta, tu poesía
que escribo a destiempo
porque ya pasó el día
en que estuvimos juntos
y que también llovía.
Me encontrarás si quieres;
talves si te propones
en la risa de un niño
o en cualquier melodía.
Me encontrarás llamandote
también con el silencio.
¡Porque soy solo ruyo!
¡Porque tu eres mía!