Ojea desde lejos
el peligro.
El único solista
sin la jerarquía
del poseedor de la pelota
con la emoción convulsa
de verse frente a frente
al llegar a su área
donde su mirada escribe
en prosa arrebatada
ese duelo de épica
poesía
sin más
armas que su cuerpo.
Son segundos
en los que crecen
muchas cosas
en las gradas
con el miedo acumulado
tantas horas
y que se precipita
de repente
ante su meta
donde el gol es un
milagro de pura
fantasía
que sus manos
evitan muchas veces
Carlos
(Foto realizada y editada por mí, en un partido del Real Oviedo. En la imágen el guardameta ovetense Esteban)