Caminé otra vez en tus huellas
por nuestro parque ,
aquel de nuestra pasión secreta
y me sorprendió
que tus huellas estaban frescas.
¿Tus huellas como recientes?
El lapidario paso del tiempo…
¿no pudo erosionar los “te quieros”?
Las descubrí en la solapa de mi cuello
en los bolsillos de mi cuerpo
en la piel que aventuró mis versos
con ese vestido de amor con que cubriste
la desolada desnudez de mi rutina
en antiguas primaveras.
Caminé otra vez en tus huellas
y la ondulada luz de una estrella
cobijó otra vez mi poesía
y fueron tus huellas otra vez mi dicha
esa fogata que creí consumida
y revolví con desespero sus cenizas
y me quemaron otra vez ese día.