Una flor, tú
me dijiste
algo de mi querías
no deseabas que riegue
tu raíz, ni tus pétalas
no exigías amor, ni caricias
ni mi presencia, ni ausencia
ni la luz ni la oscuridad
ni mentiras, ni la verdad
no demandabas mi vida, ni corazón
ni razón
aun respeto no quisiste
un poema,
solo un poema me pediste.
bonita, siempre jovencita
una flor tú,
me dijiste
que te encantan mis palabras
y querías unas para ti misma..
y yo, con sátiras respondí,
el diablo más cruel que existe
no te di
un poema que me pediste.
en unos días, caerás
y lo sabías cuando me dijiste
que quieres ser en mi poema
tu fragancia todavía llenando el aire
dejarás todo, aún mis letras..
escogeré a tus pétalas y las llevaré
conmigo, agregándolas sobre mi mesa
de hablar con ellas trataré
porque ya no serán nadie a escucharme
mis palabras que eran hermosas
porque lo decías tú
tenían hermosura como las viste
tenían amor, tenían humor y chiste.
ahora indigno de ningún valor,
ningún aprecio
serán infecundas,
cuando vas a caer al suelo
sin un pequeño poema
que me pediste.
afortunado sería si caerías
al olvido,
pero no!
si te olvido, no pudiera olvidar
lo que me dijiste.
mirando lejos, a la distancia
del futuro
me veo llorando, escribiendo
cien poemas estúpidos para ti
y no pudiendo regalarte
a falta de un pequeño poema
que me pediste.
hay tiempo, todavía hay tiempo
nada irreversiblemente ha pasado
a lamentarme así
hoy tenía que decidir que no vaya a morir
con este arrepentimiento,
mira mírame amor, mi flor tú
no te quedes triste
aquí te traigo el poema
que me pediste.