Un buen día la princesa se aburrió,
se cansó de estar sentada esperando.
Se cortó el largo y molesto cabello y lo utilizó para bajar la torre.
Un buen día la princesa decidió dejar los incómodos vestidos de lado por pantalones,
y comenzó a maldecir.
Un buen día la princesa se cansó de ser la rescatada e hizo algo por ella misma.
Un buen día la princesa descubrió lo feliz que podía ser sin un príncipe encantador, porque ella era encantadora.
La princesa cantó y rió, gritó y sonrió sin tapujos ni problemas.
La princesa se dió cuenta que no necesitaba a ningún príncipe en su vida.
Un buen día la princesa se sentó a hablar con el dragón y salió a caminar con la bruja malvada, dándose así cuenta de que no era tan malvada.
La princesa comenzó a vivir la vida sin príncipes que aguardar ni personas a las cuales complacer.
Un muy buen día la princesa aventó la corona por la ventana,
Un muy buen día la princesa se cansó de cuentos.
Un muy buen día la princesa encontró un amor verdadero, uno que la acompañaría toda su vida,
ella misma.