Stephie Martinez

Ocaso

Soy el lienzo en blanco que espera ser obra de arte
y tan sólo obtiene manchas de humedad

Soy la radio olvidada,
el libro cogiendo polvo; hecho polvo,
la mecedora inmóvil,
el café frío que no llegó a ser bebido

Soy lo peor que me puede pasar

Soy el navío
que tras trágicas travesías
decide viajar exclusivo consigo

Soy plenitud jugando a ser vacío,
el cerezo y su certeza de que este invierno
no dará fruto
ni un abrazo

Soy el trazo que derivó en destrozo
porque nadie se atrevió a terminar de dibujar
por miedo a mancharse de poesía

Soy la osadía que con pretenciosa alevosía rompe las cuatro paredes a pensamiento limpio
y al salir se atropella con su fantasmagórico pasado
y demás vestigios

Soy el corto y no cambio

Soy el tiempo que se pierde
mirando al reloj
y su veloz paso que me pisa si me paro en su prisa

Soy la risa que me aprisiona cada vez que algo me apasiona,
que me fustiga el corazón si un diálogo me impresiona
y presiona
y presiona
y presiona

Soy el tango más nostálgico de Gardel
sonando de fondo en el corazón de un alma huraña
que frecuenta algún siniestro burdel

Soy el ocaso,
si acaso tímido asomando por entre el horizonte
en ocasiones tenue, otras, cegador;
pero siempre,
y digo siempre,
puntual para cuando den las siete
y tú prometas permanecer
hasta abandonarme a otros continentes.