Custodios de tizas y papel que ahora,
cubiertas de polvo,
de olvidos y egoísmos,
de signos perdidos en tiempos, están.
Tinteros y pupitres de madera
recobran vida en mis recuerdos
en tiempos viejos de ilusión.
Blancos de fulgor revisten
prendas de almidón,
Reflejan mi rostro
un sello eterno de visión
que escribe letras, juega y sueña.
Un mundo pleno de esplendor
eres la luz y la pasión
deseos vivos de aquel amor
que se alza henchido de avidez
con voz de hierro y bizarría
que quiebra tiempos y mañanas.
CARLOS A. BADARACCO
11/8/15
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