Misterios de misterios es el misterio, ¡éter al alma!,
sórdido umbral, sombrío extravío.
Atrevidos ladronzuelos corsés rapiñan, -frías las miradas-
las damas se sonrojan, labios que sonríen,
y no hay en ellos malicia en las estampas….
Pero,
¿Adónde fueron, del erudito, sesos francos?,
¿de la mujer de labios púrpura su mama que no lacta?
¿Adonde los adioses, los odios, el tambor de guerra,
los siniestros de la oreja nuestra?
¿Adónde la puta que murió en la noche?
¿Adónde las babilonias con sotanas blancas?
¿Adónde los enigmas, las criptas sin hoguera y tan calladas?
¿Adónde los clavos martillando los recuerdos?
¿Adónde alientos infernales al viento envenenando?
¿Adónde estiletes negros, llantos en la almohada?
¡¡¡¿Adónde la infancia alegrías en la cuna blanda?!!!
¿Cómo saber, sombra, tu elucubración,
el necrosar de tus sentires?
-de la humilde cruz los esclavos del dolor-
¿Cómo entender de amoríos que olvidó la historia?
Veamos...¿Cómo, sustancia laxa, reine en mal almíbar?
¡Ay, vida!, ¡tantos son los madrigales del demente!
¡Ah! Demente caballero, escudero demente,
escudero del monarca el fatal plebeyo
Monarca, plebeyo, letrado o iletrado:
Pavor da absorber, del inhiesto hueso, negro polvo
-el polvo de la fatalidad de creernos dios
sin llegar al cielo- y sentir dolores ¡tan fuertes!
¡Tan fuertes, como la daga del traidor a la espalda el fatal asesto...!
Todo es tan incierto:
el siniestro bacilar,
los atróficos del pulmón,
los humos, los alcoholes, las desnutriciones;
los siniestros de las morgues u hospitales...
Amemos, entonces,
al amor del infinito
Infinito:
Astrífero en la noche,
albo en la mañana,
arrebolado en el crepúsculo.
Amemos para ser amados ¡amados libres!
Libres libertades
los besos del esclavo libre,
libre el sol amado...
03-03-13
Autor: Santos Castro Checa
Mallares – Perú
Derechos reservados