El aire pierde consistencia, se despersonaliza
se tiñe acuarelado con fragmentos de tu placida presencia.
Cae la luna en retazos, los astros se volatilizan y se vacía el mundo
me oculto tras la bruma y no soy, solo queda lo sensible
una entidad que te abraza en la quietud,
y no sientes ese abrazo, solo sigues tu marcha
se repite la escena como en el cuento de Bioy;
me reconcentro y concluyo que solo mis ansias de ti no encuentran su limite.
Se desgrana el sol en prismas milenarios
los que iluminan virtuosos tu ser traslucido.
Me aquieto y enmudezco, es eso que no alcanzo a definir
que cobra vida propia y se confunde con tu ser
y lo que fluye es una celebración que embebe los sentidos
que permanece sutil, expectante
que prescinde de referencias y se auto construye.
Eres tu, desde la consciencia incipiente hasta la nada aterradora
tránsito cálido, dimensión incierta.
Nota: el cuento de Bioy se refiere a un libro del escritor argentino Bioy Casares titulado \"La invención de Morel\"