La euforia del viento estremece las ramas,
hojas secas, envejecidas, deslizadas a la nada,
me recuerda al ayer, a las huellas enclavadas,
a un absurdo sigilo de rosas marchitas,
y a un invernar de latidos traviesos.
Yace tan lejos un cielo azulado anclado al mar,
como besa el azul celeste al mar
besan las horas, travesías extrañas al vuelo,
te he buscado como mariposas al vuelo,
merodeando en la miel de jardines extensas,
arando entre pétalos de lozanía, nada me llena,
¡dejame llenar con el aroma de tu cuerpo!
Mis ojos cargados de fantasías estan ansiosos,
deseos de cristales de enredarte en lo eterno,
te puedo encontrar si te dejas hallar.
La herida noche por los truenos
me recuerda la herida de ríos de lágrimas,
melancolico canto arrullado en mi travesía,
mis pasos obstinados al aventurear con los rosas
ha espinado en mi ser, sensible como la piel de jazmines.
Enardecida lluvia empapa ilusiones en mi cabeza,
ha traído el rocío la serena dulzura,
puedo inundarme de alegría al encontrarte mujer.
Si te dejas amar falleceran mis travesías,
mis pasos echaron raices sembrados en tu sombra,
los hilos de nieve tejeran mi cabello,
la arrugada piel cargada de años,
estará allí, plantada junto a ti,
dejate querer, dejate amar, mi bella, amada mía.