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Tu piel como el lempo,
y tus ojos en lampo,
dejas sentir la sensación,
y en cada paso dejas huellas,
como la gran dicha con pasión,
y ves las estrellas y brillas,
como todo en resplandor,
porque nada es imposible,
para aquel que cree y afirma,
lo que es del corazón abierto,
como es la ternura y el porvenir incierto;
y distinguir tu piel,
es tener la cortesana piel en la piel,
hasta hacer de la vida una de miel,
sobre los ojos del café de la alborada,
que tiene tu rostro en debatir la esperanza,
cuando llega el mañana sin más, desnuda,
que el alma misma pegada a tu piel en lempo,
y en cada beso con tus ojos en lampo,
se queda abrazado al distinguir tu piel contra la noche...
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