“Acá hay tres clases de gente:
la que se mata trabajando,
las que deberían trabajar
y las que tendrían que matarse.”
MARIO BENEDETTI
Hay palabras que aparecen de la nada
y revelan tal miseria de la mente
que lamentas soportar a una parvada
de esos cuervos que destruyen tu simiente.
Son miserias de la condición humana,
vigilantes que se instalan en la holganza;
vendedores de veneno por semana,
son los dueños de la envidia y desconfianza.
No soportan actitudes transparentes;
no toleran expresiones del afecto,
de ese afecto que es genuino y diferente
y que en ellos no llegó ni a ser proyecto.
Son aquellos que de tan impenitentes
ya ni saben qué es virtud y qué es defecto.