Desteñido, pálido, sin tono ni tinte
de ritmo, pulso y melodía carente
sumergido en cloro, bañado en detergente
despojado del dolor, con poco o nada en la mente
descalzo, palpando el suelo de granito silente
surcando el limbo sin pasión, amargamente
abierto en canal, parsimonioso pero hiriente
sin sangre, sin sueño ,sin tiempo, sin corriente
sin nudos en la garganta, sin silencios impacientes
sacudido contra el suelo, aplastado de forma indolente
una nota desgarrada, que acompasa tibiamente
una canción descolorida, de sincopa recurrente
que ya no canta nadie, que nunca fue oída debidamente
que ahora es un ayer, que luego se volverá presente
decorando con rencor la alcoba de los no creyentes
se desangra en el balcón donde no le ve la gente
torturando los oídos con la venia displicente
del creador de las cosas, de aquel que todo lo entiende
que todo lo tolera, todo lo ve ,pero nada siente
un corazón ya sin son, roído y sucio, pero transparente
que se descoció en pedazos, sucumbiendo torpemente
a la falsedad de los abrazos, al turbio mar insolente
de la que camina en falso, hacia el final, tontamente
tomada del brazo del viento que sopla con rumbo diferente
ojala no hallen sus pasos el abrupto, seco y sonriente
deseado destino oculto, del que abandona trágicamente
la senda bienaventurada, del que espera y es paciente.
D. Erazo