Hijo, voy a tratar de ser
lo más sincero posible
y escribir lo más bello
que pueda en esta noche,
tu ausencia se lo merece,
tu futuro que no existió
se lo merece, tu nombre
da vueltas en mi mente,
se lo merece tu alma,
tu cuerpo inerte se lo merece.
Que cruel, terrible, doliente
y penar eterno hoy sufro,
las lágrimas nublan mi visión
y no sé por dónde va mi pluma,
esta pluma que hoy esgrimo
contra el papel como un arma
para calmar el dolor,
pluma que recuerda el atentado
en tu contra, sin saber por qué paso,
me recuerda que en la balanza
de la vida fuiste el más pequeño...
quisiera ahora ver tus deseos,
tus sueños, tus mínimos gestos,
ahora te sueño y te imagino a mi lado,
te sueño y te sigo queriendo,
te extraño, sin verte
te tengo a mi lado y espero
me perdone Dios algún día
por el odio que siento hoy;
si yo pudiera, ahora mismo,
te entregaría mi corazón
para que lata el tuyo,
te entregaría mi cuerpo
para salvar tu cuerpo,
te entregaría mi voz
para que grites tu dolor,
te regalaría mis manos,
perdón por no morir en tu lugar,
perdón por no morir ahora
y no acompañar a tu almita simple,
inocente, dulce, amable, llena de justicia,
de verdad, perdón por no sangrar
tu sangre, perdón mil veces
por no devolverte la vida.
¡Hijo..! acude a mis ojos
en raudales de llanto
me horroriza la noche;
siento infinito espanto
arde mi rostro… sufro…
me palpitan las sienes
y te llamo, te llamo…
pero tú ya no vienes
tú yaces en el sitio
donde todo reposa
en el frío y oscuro recinto
de tu fosa, tú, el que eras muñeco
de divinos colores
a la tierra volviste
bajo un montón de flores
y al cubrirse tu fosa,
al enterrar tus restos
mi alegría también entierran…