Yo te perdí cercano al equinoccio
de mi vida. Por donde el tiempo todo
lo corrompe de amor y de crueldad.
Desde la curvatura exacta de
mi sustancia te vi partir lejana
cual estrella cansada de su cielo
y caen tus recuerdos cual millones
de látigos encima de mi lomo.
Debe ser porque soy un ermitaño,
o porque nuestro abril jamás fue marzo
y, en mi distancia te perdí. No sé...!
Yo te perdí guardando tus cariños
en los dobles arcones de mi pecho
y donde el tiempo nunca pudo entrar,
y que para olvidarme de tu nombre
tendría que morir de ti mil veces...
Llaman a mi portillo y eres tú...?
Otra vez llaman: ¿Tú? diciendo \"nada\".
¿Quién viene golpeando mi cancilla?
¡Abro! ¡cierro! ¡claudico! un gato pasa
idéntico a tu nombre. Y te perdí....
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David John Morales Arriola