La música me encontró desde que empecé a salir de la \"tierna infancia\", tenía amigas que cantaban hermoso, me pregunté si también podría hacerlo, y así emprendí mi viaje. Comenzando con el coro de Desarrollo Artístico EAFIT, me enamoré de las notas que con dulzura flotaban por el salón repleto de niños y niñas con suaves voces cambiantes. Ya más adelante, a mediados del bachillerato, abrieron cupo en el colegio para un nuevo extracurricular: Guitarra. Allí comencé y me dieron las bases sobre las que hoy construyo mi aprendizaje; aunque al principio fue sólo un capricho, hace más de un año no soy yo quien toma la guitarra para tocarla, sino ella, con danzantes acordes y melodiósos arpegios quien me toma y toca cada fibra de mi ser. Hace más de un año que conseguí una balsa que me guía por estas locas aguas que son la vida, y me mantiene estable en las mareas difíciles.
A veces me pregunto si soy suficientemente buena para escoger la música como mi acompañante de vida, pero si quieren la respuesta...Descubrí que fue ella quien me escogió a mi.